Este finde nos tocaba disfrutar de mi regalo de reyes. Sabía que me iba a un pueblecito al lado de Villaviciosa, Asturias, que era una casita enfrente del mar, que iba a estar rodeada de naturaleza con lo que más quería, pero no sabía lo especial que iba a ser hasta que llegué.
Habíamos reservado para tres noches (es el mínimo que puedes reservar) así que salimos el jueves por la tarde de Madrid. Llegamos a Asturias a la hora de cenar.
Entramos en el pueblo de Oles, a diez minutos de Villaviciosa, empezamos a seguir las indicaciones que nos dieron para encontrar la casita. Seguíamos dirección al mar, llegamos a una cuesta muy empinada de bajada con el coche, no se veía la casa, solo el mar, y cuando ya pensabas que era imposible que estuviese ahí, apareció una casita blanca y todo se llenó de magia.

Me bajé del coche emocionada, no podía creer que existiese algo tan bonito. Entramos en la casa, es pequeñita, un salon-cocina, un baño y la cama separada del salón por una estantería con ventanales que daban al mar. La casita está llena de detalles, impecable.
Dejamos las cosas y fuimos a cenar a Villaviciosa a un sitio que recomendaban las personas de la casa, El Tonel. Te dejan pasar con las perras a la terraza. Pedimos queso provolone con mostaza de dijon, lenguado, cachopo, cervecitas, vino. ¡Estaba todo bueniiisimo! Nos costó 61,30€.
Al día siguiente trabajamos, así que nos fuimos pronto a dormir. A la mañana siguiente nos preparamos el desayuno que nos trajimos de Madrid, desayunamos en la cama con vistas al mar. Desde la casa te dan la opción de ponerte en contacto con unas chicas que te traen el desayuno, Yebio. Les das tu presupuesto y te preparan lo que quieras, pan, jamón, queso, aceite, mermelada, bollería, zumo…Las chicas son encantadoras.
Después de trabajar nos fuimos a comer a Tazones, comimos en Restaurante La Playa. Está situado en el puerto, justo pegado a la playa. Pedimos navajas, tabla de quesos, lubina al horno con patatas y cebolla y una botella de vino blanco. Nos salió la comida por 100,10€ (un poco caro para nuestro gusto).
El pueblecito es pequeño y está lleno de encanto. Merece la pena visitarlo.



Después de comer nos fuimos a la Playa del Puntal para dar un paseo por la Ría de Villaviciosa. Fuimos a Villaviciosa a comprar comida y nos fuimos a disfrutar de la casa. ¡Hay una bañera en el exterior que merece la pena meterse!
Para cenar reservamos en el Restaurante Casa Rula. El sitio tiene muchísimo encanto, la comida es espectacular y el servicio es de 10. Pedimos vieiras, entrecot pequeño y de postre una torrija. A mi no me gustan las torrijas pero esta era otra cosa :). Nos salió la cena por 51,60€.

Al día siguiente nos despertamos con mucha calma, el objetivo del viaje era descansar. Buscamos una pequeña ruta cerca de Gijón, Senda del Cervigón, situada entre la Playa del Serín y la Playa del Estaño. Nosotros salimos desde el parking de la Playa del Serín y fuimos hasta la Playa del Estaño.
La senda es muy fácil, asfaltada, de unos 4 km. Nosotros paramos en la Playa del Estaño. Hay un restaurante donde puedes comer. Nosotros cuando fuimos había un concierto en directo y estaba lleno así que decidimos comprarnos un refresco y bajar a la playa a disfrutar del sol que había.


Al terminar volvimos al coche y buscamos un sitio para comer. Mientras volvíamos por la carretera dirección Playa de España, encontramos Venta la Esperanza. La comida está buenísima, pedimos jamón (estaba increíble), cordero y solomillo, verduras, patatas con unas salsas muy buenas. Además de vino, cerveza y postre. Nos salió todo por 86€ (para todo lo que comimos estaba bien).
Otro sitio que ví pero no había sitio era el Restaurante Casa Kilo.
De ahí cogimos el coche y nos fuimos a Playa de España, al Beach Club Ipanema. Si te apetece tomar algo está muy bien, hay música y es agradable. Eso si, no ves la playa.
Esa noche cenábamos en casa disfrutando de un buen vino.
A la mañana siguiente, disfrutamos de la casa hasta que se nos acababa la hora y nos fuimos prontito a comer al Restaurante Casa Rula. No podíamos irnos sin volver a este sitio. Nos tomamos una cervecita y luego comimos. Esta vez nos pedimos Quesu «La Cueva de Llonín», croquetas de jamón y entrecot grande. De postre pedimos coulant para probar otra cosa. Una vez más, la comida y el trato excelente. Nos salió todo por 60,30€.


Salimos prontito para casa.
Había sido un fin de semana maravilloso para desconectar y comer bien en un paraíso.
