Otro regalo de reyes que llegaba tarde por el COVID, pero que ahora que lo he disfrutado, me alegro de haberlo hecho con buen tiempo. Esta vez el destino era Molino Tejada en el interior de Cantabria, Polientes.
Salimos de Madrid después de comer, la salida fue bastante desastrosa y para reírse un buen rato. A las 8 de la tarde conseguimos llegar a nuestro destino, qué sitio tan bonito 💚
En la finca tienen bastantes zonas, la casa principal con sala de lectura, sala de cine y habitaciones. Justo enfrente tienen el restaurante donde sirven los desayunos. En la entrada, al lado del parking tienen la Cantina, una pequeña tiendecita donde puedes comprar los productos y disfrutarlos ahí mismo, además, sirven bebidas.



Si vas por detrás de la casa principal, tienen la piscina con la zona de relax. Si sigues andando te encuentras una de las cabañas y ya por último, te encuentras con la cabaña Okuda. Para mi gusto la más bonita y la que recomiendo.
Es la que está más apartada, su enorme ventanal da al río dándote la sensación de que la naturaleza te envuelve. Tienes toda la privacidad del mundo ya que no se ve nada por la vegetación que la rodea.


Dejamos las cosas y nos fuimos a la cantina a tomar un vinito. Además servían hornazo, plato típico de Cantabria. Se trata de un pan relleno de queso, chorizo y bacon. Estaba muy bueno y disfrutamos un montón.
A la mañana siguiente fuimos a desayunar. El desayuno es variado, hay tortilla, embutidos, queso, fruta, hornazo, cereales, además de café y zumo. Todo muy bueno.
Cogimos unas bicis del sitio y nos fuimos a dar una vuelta. Salimos por la puerta y fuimos hacia la derecha, pasamos por los pueblos de Rebollar de Ebro, Campo de Ebro y Polientes. En Polientes nos bajamos a un mercadillo que había a comprar quesos y embutidos y aprovechamos para tomarnos el aperitivo.
Al rato salimos de Polientes dirección Ruerrero y decidimos comer allí en el único sitio abierto, Restaurante Puri. La verdad es que se come bastante normal.. un poco lo que yo digo, por comer, pero es verdad que nos salió por 32€ a los dos, un menú con primero, segundo, postre y helado.
Al terminar dimos la vuelta para volver a casa. Justo antes de llegar a Polientes dije: ¡Anda mira, otra pintura de Okuda! y resulta que era nuestra casa. Habíamos dado toda la vuelta, eso sí, habíamos disfrutado muchísimo del paseo así que, decidimos volver por donde habíamos venido.
Al llegar, nos fuimos a la habitación a descansar. Es una pena que la cantina no la tengan abierta, porque habríamos ido felices a tomar algo.
Para cenar, habíamos buscado un sitio con buena pinta y buena puntuación,Ticiano Restaurante. La verdad es que por los alrededores no habíamos visto nada que nos convenciera.
Al llegar, el sitio estaba cerrado, así que decidí buscar en el pueblo de al lado donde había bastantes. Fuimos al que tenía mejor puntuación, 80&1. El trato fue de 10 pero la comida no nos gustó nada. Pedimos unos fingers de pollo, unos huevos rotos y un sandwich. Os puedo asegurar que lo hago bastante mejor en mi casa. Volvimos a casa bastante decepcionados con la comida.
A la mañana siguiente bajamos al desayuno y decidimos salir para Madrid cuando nos echaron de la habitación. A la vuelta paramos por Aranda de Duero a comer, El 51 del sol Restaurante. Pedimos huevos rotos y carne. Estaba todo buenísimo, por fin. Nos costó todo 47,5€.
Llegamos a Madrid prontito y sin atasco.
Os recomiendo Molino Tejada a todos los que queréis escapar de la ciudad y la rutina para iros a un sitio rural y en medio de la naturaleza. Ha sido un fin de semana de soñar.
