Hoy os traigo un finde especial, romántico, de descanso y desconexión en el corazón del País Vasco. Este plan probablemente es ideal para hacerlo con tu pareja, pero yo lo hice con una amiga y las dos perras y me pareció maravilloso.
La casa está en el pueblo de Astúlez, Álava. Pueblo pequeño en el que viven 3 personas. La casa es una antigua cuadra de una familia del pueblo que la han reformado con muchísimo gusto y amor.
Nuestra habitación era Estudio Artea, la habitación tiene chimenea, cocina, mesita para comer, una bañera preciosa, baño, un jardincito privado y lo mejor, el ófuro una bañera tradicional japonesa situada en el jardín.
Llegamos el viernes por la tarde noche y pedimos unas cervecitas, queso, jamón y croquetas de idiazabal, nosotras traíamos una botella de vino, así que el plan no podía ser mejor.
A la mañana siguiente pedimos que nos trajesen el desayuno a la habitación y está todo buenísimo (no incluido en el precio). Tienes opciones para elegir, pero hay tostadas, mermelada, embutido, zumo, bollería…
Teníamos pensado hacer la ruta de los tres picos. Salimos andando, el camino era bonito, pero no por mitad del monte. Llegamos al primer pueblo, Mioma y no había un alma. Seguimos andando al siguiente, Basabe. Claramente no habíamos encontrado la ruta de los tres picos.
Al llegar nos apetecía una cerveza, así que le preguntamos a un señor donde podíamos encontrar un bar. Nos dijo que teníamos que atravesar el monte y en el pueblo siguiente, Valpuesta, había un restaurante, Los Canónigos.
Decidimos atravesar el monte. El camino mucho más bonito, tuvimos que pasar ballas arrastrándonos, mucha mas vegetación y las vistas preciosas. Pasamos por uno de los picos, Alto del Rodil, así que al final, algo vimos.
Al llegar al restaurante nos dijeron que no nos servían una cerveza, que sólo daban comida. Y nosotras… llevamos 15km, ¿no nos puedes sacar una cerveza? La respuesta fue no, así que preguntamos a otro señor por el siguiente bar, teníamos que ir al pueblo de Villanueva de Valdegobia. Nos desviábamos de nuestra casa, pero por una cerveza, merecía la pena hacer unos kilómetros más.
Al rato llegamos al pueblo y encontramos un bar abierto, Restaurante Batzoki. Super amables nos sirvieron unas cervezas y nos tomamos unas patatas. Al terminar volvimos a la casa pasando por Villanañe, Santuario Mariano de Angosto, Caranca y Astúlez. La ruta final fueron 32km.
Para esa noche habíamos reservado cena en Los Canónigos, si, resulta que los que no nos quisieron poner la cerveza tienen apalabrado con los de la casa una experiencia muy guay. Te traen en una caja la cena medio preparada y tú con ayuda de unos videos que tienen, terminas de prepararla. En la cesta venía huevos revueltos con setas, bacalao con vieras, carne con pimientos y de postre queso. Estaba todo INCREIBLE. Cocinarlo es súper fácil y cuesta 35€/persona.
Así que, al llegar, nos metimos en el ófuro con vino, cuando terminamos, preparamos la chimenea y empezamos a cocinar. Pasamos una noche super divertida y agradable.
A la mañana siguiente nos recomendaron ir al pueblo de Pobes, había una feria. Tenían un recinto donde vendían vacas, ponys, ovejas, cabras, etc. y luego en una plaza tenían muchos puestos de comida y bebida, todo muy rico. También había una especie de polideportivo donde había una competición de talar madera. Una fantasía. Estuvimos ahí un rato y después de comer nos fuimos.
Había sido un finde precioso, de cuidarse, disfrutar de la naturaleza, del vino, la cerveza y la buena comida. Desde luego os lo recomiendo para cualquier regalo y ocasión especial que queráis celebrar.
Makuto Inquieto 